lunes, 26 de febrero de 2007

SEWELL, Patrimonio Mundial de la Unesco


SEWELL
Sewell fue una asombrosa ciudad minera enclavada a 2500 metros de altura en la Cordillera de los Andes frente a la ciudad de Rancagua en Chile. En ella llegaron a vivir 18 mil personas que laboraban en la empresa El Teniente en faenas mineras de extracción de cobre y en un conjunto de actividades económicas y de servicio propias de una ciudad completa.
Era una ciudad notable por su conformación y su carácter. Sewell fue construido sobre una escarpada montaña accediendo a las posibilidades de una difícil topografía. Se levantaron alrededor de 100 edificios lo que configuró un impresionante laberinto de las más diversas construcciones, corredores, escalas, puentes, pasajes y rincones. Esto transformó a Sewell en una ciudad de una personalidad singular, llamativa, intrigante y original, capaz de cambiar enteramente de fisonomía en los inviernos al ser cubierta por la nieve.
Para llegar a esta ciudad había que tomar un tren que salía de la estación "Braden" en Rancagua, el que demoraba casi 5 horas en llegar al campamento. El trayecto del tren en la alta montaña cruzaba por angostos senderos cortados por abismos que generaban un vértigo aterrador a cualquier visitante.
Sewell fue un modelo de esfuerzo y tenacidad humanos: levantar la ciudad, conservarla, vivir en un asentamiento de naturaleza tan agreste, extraer el cobre de sus entrañas, constituyen vivencias que varias generaciones de chilenos han atesorado.
SU HISTORIA
La leyenda narra que un Teniente español es acusado de deslealtad a la corona y huye a la cordillera con el propósito de cruzar a la Argentina. Al pernoctar de noche a los pies del cerro Negro, descubre una gran cantidad de piedras verdosas, con las que regresa a la capital dispuesto a demostrar su lealtad con tan valioso cargamento.
A esta historia se atribuye el nombre de "El Teniente" a la mina de cobre que, pasados los años, pasaría a constituirse en la mayor del mundo.
En el año 1822 don Juan de Dios Correa y Saa, dueño de la hacienda "La Compañía", da inicio a una incipiente extracción y explotación del mineral.
El origen del campamento propiamente tal, situado en la ladera del cerro Negro, se remonta a 1904, cuando William Braden inicia su habilitación, formando la empresa Braden Copper Company y se denomina "Sewell" desde 1915, en honor al primer presidente de la compañía, señor Barton Sewell.
Desde entonces varias generaciones de mineros, trabajadores y profesionales extrajeron el cobre y forjaron parte de la historia de la gran minería en Chile.
La construcción de esta notable ciudad en plena montaña nos ha dejado lecciones de coraje y empuje empresarial, valentía y perseverancia humana y muestras de capacidad técnica sorprendentes.
Las primeras instalaciones del campamento fueron realizadas en ausencia de carreteras, trenes y grúas. Al inicio los materiales de construcción fueron trasladados a lomo de mulas y posteriormente en carretas de bueyes, con 20 o más yuntas en cada una. Todo para ser instalado en un sitio difícil y escarpado, sin nada más que rocas a varios kilómetros de cerros a la redonda. Estas obras desafiaron, además, las inclemencias del tiempo.
El año 1911 se declaró inaugurado el ferrocarril que unió a Rancagua y Sewell, con lo que se dio inicio a un progreso notable en su construcción.
El campamento en los primeros años fue varias veces arrasado en parte de sus instalaciones por grandes rodados de nieve, cobrando gran número de víctimas en cada ocasión.
A partir del segundo decenio del siglo XX aumentaron las instalaciones industriales, comenzó la construcción del barrio americano y las instalaciones de servicio, hospital, cuartel de bomberos, centros sociales, edificios del tipo departamentos, viviendas para trabajadores solteros o "camarotes". Se destacaban especialmente ciertos edificios individuales, el antiguo hospital, la Escuela Industrial, el Club Social, el Edificio número 152, la estructura de Punta de Rieles, el Puente Rebolledo, entre otros.
La ciudad alcanzó a tener en sus momentos de apogeo alrededor de 18 mil habitantes, hasta que se inició el fenómeno migratorio producto de la denominada "Operación Valle", un plan para evacuar gradualmente a los habitantes de Sewell y proseguir la extracción de cobre. Este proceso se inició en el año 1967 completándose a inicios de la década de los 70.
UN MONUMENTO A LA MADERA
Toda la ciudad fue construida principalmente en madera.
Las grandes dificultades para trasladar los materiales de construcción a una altura de 2500 metros y con hasta 7 metros de nieve, determinó que la madera, y en menor escala el acero, constituyeran los materiales indispensables para levantar el asentamiento.
De este modo se construyeron todas las viviendas, tanto de mineros como de sectores más acomodados, y se edificaron los equipamientos de una ciudad completa y autosuficiente: un gran hospital, escuelas, bibliotecas, clubes sociales, un cine, gimnasios, bowling, etc.
La disponibilidad de terrenos con pendientes de hasta 50 grados obligó a construir los edificios no industriales en alturas de tres a cinco pisos. Se concibieron varios modelos de edificios: de galerías, de circulación externa y construcciones con unidades habitacionales autónomas parecidas a pequeños departamentos.
Según algunos estudiosos de Sewell, las características topográficas del lugar, los principios fundamentales de construcción y la estructura urbana formaron la base de la configuración espacial única de esta ciudad, constituyéndose en una de las disposiciones urbanas más armónicas y unitarias de Chile. Se transformó así en una verdadera metrópoli, incluso en lo visual. De este modo la familia, el trabajo, la entretención, la vida urbana y vecinal conformaron un todo.
La madera sirvió para cobijarse del frío y quienes construyeron estos edificios adoptaron entramados clásicos y funcionales notables que hoy sorprenden a los especialistas.
IMÁGENES PROFUNDAS.
Quienes vivieron en Sewell no pueden dejar de recordar tal experiencia.
Los sewellinos crearon un potente vínculo con esta ciudad, con imágenes recurrentes y fantasmas cargados de nostalgia.
Sewell constituyó necesariamente un verdadero paraíso especialmente para las generaciones de niños que allí crecieron. Su misterio cautivador estimuló la imaginación, la creatividad y la capacidad de asombro de esos niños. Hay una suerte de memoria colectiva que los invita a volver a la montaña, un profundo y secreto tropismo.
Sewell es depositaria de un legado histórico, social y cultural invaluable, que ha merecido ser reconocido, cautelado y preservado por la sociedad chilena y universal como un patrimonio tremendo de extraordinaria singularidad.
MARIO AGUIRRE MONTALDO


Julio 2006

Por designación de la Unesco
Sewell por fin es Patrimonio Mundial
La ciudad minera de Sewell, situada a más de 2.000 metros de altitud, hoy se suma a la lista de los cuatro sitios chilenos declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.
El Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, reunido el 13 de julio en Lituania, inscribió en su nueva la lista de sitios merecedores de esta nominación a Sewell, por considerarla "un ejemplo excepcional de las ciudades implantadas por empresas industriales a principios del siglo XX" en el mundo. De esta manera, este asentamiento cuenta, no sólo con un título que lo inscribe en la lista de los sitios mundiales de mayor valor histórico, social, cultural y turístico, sino que también puede acceder a fondos internacionales para su mantenimiento, siempre y cuando las autoridades chilenas velen por su debida conservación, responsabilidad que conlleva este feliz nombramiento.Esta ciudad implantada en una zona montañosa, en la sexta región, fue construida por la empresa Braden Copper Company a principios del siglo XX, para albergar a los trabajadores de El Teniente, que era por entonces la mayor mina subterránea de extracción de cobre en el orbe. En la década de los '70 fue desalojada y abandonada, perdiendo gran parte de su mobiliario. Hoy restaurada, es un testimonio de la vida de sus casi 15.000 habitantes en su época de mayor apogeo entre las los años '30 y '60, quienes vivieron bajo estrictas normas de convivencia impuestas por la compañía norteamericana.Actualmente, en Sewell también se ubica el Museo de la Gran Minería del Cobre, con el que se pretende contribuir a la valorización del metal rojo en la historia económica y social del país, así como fomentar el turismo.Conocida como "la ciudad de las escaleras", la belleza de Sewell radica en la peculiar construcción de sus edificios de madera, adaptados para el clima de alta montaña, en una abrupta ladera del Cerro Negro. Tal como su apodo lo indica, la estructura una gran escalera central, columna vertebral que cruza todo el campamento y que constituye, a la vez, el espacio público en el cual pequeñas plazuelas se abren a su paso. Desde la escalera nacen numerosas vías peatonales, generando una forma de "espina de pescado", permitiendo el acceso y la relación entre los distintos tipos de edificios.Hasta hoy, Chile contaba con cuatro sitios inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial. En 1995 se designó al Parque Nacional de Rapa Nui; el 2000 a las iglesias de Chiloé; el 2003 al casco antiguo de la ciudad de Valparaíso y el 2005 a las Oficinas Salitreras de Humberstone y Santa Laura.


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jueves, 22 de febrero de 2007

El Huique, una hacienda con historia


Presidente Federico Errázuriz Echaurren 1896-1901

Federico Errázuriz Echaurren, n. Santiago 16 noviembre 1850, + Valparaíso 12 julio 1901; estudios en Padres Franceses; Instituto Nacional; Universidad de Chile; Abogado; agricultor; administrador de la hacienda El Huique en Colchagua; Diputado por Constitución 1876-1879, 1879-1882; por Rancagua 1882-1885; por Constitución 1885-1888; por Cauquenes y Constitución 1881-1894; Senador por Maule 1895-1900, no completó su período por ser electo Presidente de la República; Presidente de la República de Chile 1896-1901; c. 1875 c. Jertrudis (Gertrudis) Josefa del Carmen Echenique Mujica. 2 hijos.

Elena Errázuriz Echenique c.c. Luis Renato Sánchez García de la Huerta, n. Washington, D.C., EE.UU., 1869, + Santiago 13 enero 1935; estudios en Instituto Nacional; Facultad de Derecho, Universidad de Chile; Bachiller en Humanidades 1884; Bachiller en Leyes 1896; Diplomático; agricultor; Diputado por Temuco e Imperial 1900-1903, 1903-1906; Ministro de Relaciones Exteriores 1912; Ministro en Bélgica 1915; miembro del Partido Liberal; [ h. Mariano Elías Sánchez Fontecilla y Tránsito García de la Huerta Pérez]. Con sucesión.

EL HUIQUE, UNA HACIENDA CON HISTORIA.
por Manuel Peña Muñoz


Dicen que soy una de las más hermosas casas patronales de Chile, que por mis corredores olorosos a flor de la pluma y a jazmín de España, han caminado importantes figuras de la historia; que en mis salones deteriorados por el tiempo, se reunía el presidente Federico Errázuriz Echaurren con sus ministros y que después del almuerzo en el comedor de gala, salían a discutir de política bajo la sombra fresca del magnolio. Todo eso cuentan y yo sé bien que es cierto porque aún hoy, en las noches, cuando mis aposentos quedan vacíos y nadie duerme en las grandes camas con dosel, yo siento deambular en las sombras de los cuartos, a mis queridos fantasmas...
Son ellos que vienen otra vez, delicadamente, atravesando esferas impalpables, a susurrarme historias de tiempos viejos, cuentos verídicos que saben a penas y a días tristes. Pero también siento el crujido de las sedas en la tertulia musical o las carcajadas de los muchachos en los patios de la servidumbre. Entonces parece que todo vuelve a revivir y percibo risas en las habitaciones, escucho que alguien toca el arpa y después siento a la madre de misiá Elena Errázuriz, a doña Gertrudis Echeñique, conversar con doña Isidora Goyenechea...
Recuerdo que esa tarde estuvieron juntas bajo el parrón hablando de las minas de Lota, de aquel viejo palacio a orillas del mar, rodeado de araucarias, avellanos y hortensias azules...Casi al atardecer, antes de irse en el birlocho, doña Isidora le dejó de recuerdo a misiá Gertrudis su propio bastón de madera de cocobolo, cuyo mango tiene forma de pie...
Son tantos los recuerdos que ahora, al tratar de reconstruir mi pasado, sólo veo imágenes dispersas y sonidos aterciopelados por el tiempo. A misiá Elenita la distingo más, tal vez porque se dedicó tanto a cuidar personalmente de mis cicatrices. Ella misma restauraba con engrudo y papel mural de arabesco diseño, cada uno de los rasguños de las paredes. Ella mandaba reparar las balaustradas de cristal del comulgatorio de la capilla o bordaba en uno de los escaños del parque, los corderos pascuales de los manteles del altar...La querían tanto, tanto, que cuando llegaba desde la capital a pasar en mis habitaciones una temporada, la iban a buscar a la estación de trenes de Colchagua con banda de música...
Desde el campanario puedo ver la antigua estación de madera más allá del puente techado sobre el río Tinguiririca. En esos años pasaban las viejas locomotoras a carbón y de tarde en tarde, los hermosos vagones de pasajeros forrados en madera, con lamparillas de cobre y asientos de felpa roja. Los campesinos acudían a caballo a buscar a los familiares que venían de Santiago. Luego se venían en carretelas por el camino polvoriento bordeado de zarzamoras. Cuando venía misiá Elena, hacían una caravana de coches entoldados para escoltar a las visitas. Abajo se formaba una constelación de carruajes ante la verja del parque. Bajaban apresuradamente las maletas. Los muchachos entraban los baúles y todo este amplio atrio de tierra era un escenario donde bullían los inquilinos, los capataces, los administradores, los huasos con sus aperos, los talladores de estribos y los campesinos con sus ponchos y sus bonetes huicanos confeccionados en fieltro y bordados por las mujeres con los motivos del campo.
¿No era hermosa esa época? Ahora que la revivo, me parece que en ese tiempo no la valoraba. Me parecía tan natural aquella vida, que no me imaginaba siquiera un final así. Me daba la sensación que aquello iba a durar para siempre. Por eso hoy, al ver los cuartos vacíos, me acomete una impresión de desamparo...Pensar que misiá Elena viajó especialmente a España para averiguar el origen de mi estirpe. Porque de allá vinieron los Errázuriz que habitaron mis aposentos, de una generación a la otra...
Aunque mis verdaderas raíces son anteriores. Aún mucho antes de que pusieran mi primera piedra, estas praderas sembradas de espinos, pertenecían a los indios picunches. Eran hombres pacíficos y pacientes alfareros. Confeccionaban una delicada cerámica en tonos ahumados. Sabían cultivar el maíz y cantar himnos religiosos en castellano. Los sacerdotes mercedarios que venían de Trujillo, de Cáceres y de Alba de Tormes no tuvieron dificultades para enseñarles la señal de la cruz a esos indígenas que hablaban en mapudungún y que ayudaron a levantar la pequeña capillita de la hacienda fundada por doña Inés de Suárez y por su esposo, don Rodrigo de Quiroga. Nadie lo sabe, pero de esa sencilla ermita a la vera del camino, construida en adobe, teja y madera, con santos coloniales de pelo natural, queda solamente la llave de fierro de la puerta de entrada que ha resistido tres siglos y que yo guardo celosamente en una cajuela con incrustaciones de nácar en una gaveta de la sacristía.
El tiempo destruyó la capilla de la hacienda Colchagua, pero no la fe de las familias criollas que habitaron el valle en los tiempos de las procesiones con Cristos de túnicas moradas y coronas de espinas. Eran otros tiempos...Se creía fervientemente en Dios, se ayunaba y se acudía a las misiones. Diferentes españoles comenzaron a llegar de Castilla y de León. Eran los años de las familias vizcaínas, la época de los Echaurren, de los Eyzaguirre, de los Larraín y de los Ossa. Eran hombres de temple que sucedieron a la vieja aristocracia de los conquistadores...
A estas tierras de maitenes y pataguas, llegó un día don Pedro de Gregorio de Echeñique, Caballero de la Orden de Santiago, que comenzó la construcción de mis dependencias a mediados del siglo XVIII.
Desde entonces, los Echeñique perfeccionaron mi estilo. Fui desde esa época, un modelo de arquitectura rural chilena. Desde diversos pueblos campesinos, desde Manantiales y Cunaco, desde Peralillo y San Fernando, venían a contemplar mis estancias embaldosadas y mi parque con estatuas, glorietas con madreselvas y aljibes. Ahora mis dependencias se iban ampliando. Contaba con bodegas, con establos, con cocheras...con una llavería, con huertos, gallineros y corrales. Todos querían verme y acudían a visitar a los Echeñique para así poder observar bien los detalles de mis rejas de estilo andaluz y de mis sueños de ladrillo con figuras de azulejos.
En 1875, doña Gertrudis Echenique que vivía aquí - y que fue la madre de misiá Elenita - se casó con su vecino de la hacienda Los Maquis, don Federico Errázuriz Echaurren - hijo del presidente Errázuriz Zañartu - que también sería presidente de Chile en 1896. Fue entonces que, al venirse a vivir aquí don Federico, me empezaron a llamar "la hacienda de los Errázuriz". Alguien me puso "El Huique" porque entre mi arboleda, revoloteaba un pájaro nativo con ese nombre y que hoy, junto con el huemul. el pudú, el lince o el choroy, parece encontrarse menos...¡El Huique! ¡El Huique!...Así cantaba el pájaro entre las ramas de los boldos centenarios...
Dueños de toda la explanada, los Errázuriz dieron vida a los campos...y dieron lujo a las habitaciones unidas por puertas de doble hoja. A la sobriedad espartana de los cuartos severamente decorados con nazarenos y escapularios, se agregaba ahora cierto refinamiento aristocrático traído de París. Los dormitorios que antes olían a espliego, a membrillo guardado en cómodas, a incienso y a zahumerio, se embellecían con lámparas de opalina turquesa con colgantes de uvas doradas. Las cujas de fierro tenían ahora colgaduras de brocato damasquinado. El dormitorio del presidente era - y sigue siendo -magnífico con su espejo Trumeaux de luna perfectas, sus lamparitas votivas, el salivero floreado, las bomboneras, los jarrones isabelinos, las cajuelas de piel de España y el álbum de tapas de madreperla con paisajes antiguos europeos: Cannes, Montecarlo, el Hotel Negresco...Paris...
En el salón, alguien está tocando el piano. Puedo escuchar las notas claramente revolotear por mis corredores. Es la esposa de un diplomático belga que interpreta el famoso vals "Mignonette". Ahora alguien la releva. Una dama antigua de polisón y sonrisa estoica, se sienta en el taburete y ataca unas cuadrillas de don Guillermo Wetzer...Luego vienen pasacalles, mazurcas y lanceros...Varias parejas han salido a bailar sobre alfombras mullidas a la luz de los candelabros. Es de noche y al salón llega por las puertas abiertas de par en par, el perfume de los Don Diego de la Noche que se abren en el jardín. Ahora viene "El Temporal en el Cabo de Hornos", el vals brillante que más agradaba a don Federico y a misiá Elenita...
En ese tiempo ¿qué edad tenía?...sí...unos diecisiete años apenas...Está en edad de bailar "El Angel de la Caridad", el vals de Rodolfo Lucero que de dedicado a la filantrópica señora doña Juana Ross, casada con don Agustín Edwards Ossandón, que era la dueña de la hacienda Nantagua y fundadora del balneario de Pichilemu...Allí veo a misiá Elenita en el salón encristalado, haciendo figuras en medio de las parejas, frente al cuadro de la "Dama con Palmatoria"...Baila bien misiá Elena...Tiene estilo. ¿Será que le viene de cuna? Al fin y al cabo, fue bautizada en la capilla de La Moneda, siendo presidente de Chile su abuelo...Hoy, lo es su padre, don Federico...Ahí está él, en la poltrona de cuero capitoné, junto al piano alemán Herz. Es que ahora, en el momento en que las damas cierran los abanicos o los mueven sigilosamente en la penumbra del salón, Antonia de Wallerstein, amiga de misiá Gertrudis, que viene de Iquique de visita, se ha sentado a tocar "Idilio de Luciérnagas"...
Noche de mazurcas en el gran salón de El Huique....Partituras de música representando a la emperatriz Eugenia, de perfil, con moño trenzado y collar de perlas...Don Federico ha mirado a los ojos a su querida hija Elenita...¿Sabrá ella capturar esos instantes? Don Federico intuye que sí. Sabe que la niña, años más tarde, se preocupará de alhajar personalmente las salas con muebles de época y de viajar a España para investigar la historia de mis moradores... ¿No es acaso bello indagar acerca del origen de nuestras familias? ¿Pensar en nuestros antepasados?...Doña Elenita viajó al País vasco en 1918 y compró el escudo de armas de la familia Errázuriz que representa dos aves que sostienen una guirnalda... ¡y dos corazones flechados! ¿No es un símbolo de una escuela familiar en la que el amor preside cada uno de los actos desde muy antiguo?
Allí, en el valle de Batzan, en el barrio de Pertalaz del villorrio de Arizcun, estaba la vieja casa de piedra donde estableció su solar hijosdalgo don Miguel de Errázuriz, el primer antepasado varón que en 1602 casóse con doña Graciana de Orgaycena...
A misiá Elenita se le caen las lágrimas. Está emocionada ante ese descubrimiento familiar. No sólo traen a Chile el escudo de piedra que hace sacar de la casa solariega y que ahora adorna uno de mis patios, sino que también averigua la historia de los descendientes de don Miguel de Errázuriz, para ver en qué momento esa línea familiar desemboca en Chile.
Sí. Don Francisco Javier de Errázuriz y Larraín, nacido en Aranaz y pariente en línea directa de don Miguel de Errázuriz, vino a Chile en 1733 y se radicó en Santiago. Una vez aquí, se casó en la Catedral con doña María Loreto de Madariaga Lecuona y Jáuregui, rica dama santiaguina también de origen vasco. Esas son las raíces, en Chile, de la familia que por tantos años habitó mis aposentos...
Un bisnieto de este matrimonio, dijo misa en mi capilla...Fue don Crescente Errázuriz y Valdivieso, que había estudiado en el Seminario Conciliar de los Santos Angeles Custodios...Yo lo quise mucho y aún hoy, conservo colgado en uno de mis muros, un retrato al óleo del querido arzobispo dominico, cuyo padre, don Francisco Javier Errázuriz y Aldunate fue Guardia de Corps de Fernando VII.
Fue entonces que misiá Elenita, empapada de esas historias heráldicas familiares, al volver, dio a la casa todo el sabor español de mi rancia estirpe. Arregló uno de mis comedores en estilo vasco, con lámparas de pantallas de género a cuadros rojos y estampas de costumbres vizcaínas.
Una de las salas decoradas con mejor gusto es la de billar. Eran los años 20 y España estaba de moda. Era la época del pintor Julio Romero de Torres. Por todas partes se colgaron cuadros andaluces con serranas vendiendo alfajores y majos en un día de romería. Las paredes de la sala de billar, la primera al entrar a mi primer patio, está prácticamente tapizada de carteles de corridas de toros. Pocos lo notan...Sólo el visitante observador y curioso advierte que junto a la ventana, en medio de castañuelas y panderetas, tengo colgado un cartel histórico: el que se pegó en las paredes de las casas de Bayona el 23 de agosto de 1925, el día de la muerte en la arena del torero Ignacio Sánchez Mejía:
"¡Que no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena"...
En el sillón de cuero cordobés, alguien lee un libro de poemas de Federico García Lorca. En el dormitorio, una prima de misiá Elenita, ordena su colección de "santitos" antiguos con reborde de encaje...Las empleadas bruñen los candelabros y limpian con esmero el cristal de los fanales de Niños Dios sobre las cómodas. Don Tomás Contreras, el mayordomo, revisa las pesebreras. Los muchachos dejan como espejos los faroles de bronce de los birlochos. Otros barren mi capilla o reparan el púlpito con pintura dorada...
Pero... ¿qué pasa?...El tiempo es un torbellino que desordena mis pensamientos. Ahora que sobreviene la vejez, los recuerdos se tornan confusos. ¿Será que no quiero acercarme a este tiempo presente? Evado mi época desesperadamente y temo enfrentarla. No me gusta. No quiero aceptar que el río una vez se desbordó y llenó de lodo mis alfombras turcas...que carcomió de humedad mis muros de adobe y que me envejeció sin remedio...No quiero aceptar que... ¡No! Prefiero retroceder en el tiempo y volver a esa época en que el niño Federico pintó mi frontis en una bandeja y se la regaló a misiá Elenita el 18 de agosto de 1948: "A mamá, con todo el cariño de su hijo"... ¿Dónde está hoy el niño? ¿Por qué no ha venido a verme? ¿No se acuerda acaso de cuando jugaba en el patio de la ramada o cuando en las tardes de febrero se sentaba aquí, en el corredor, a mirar los animalitos de loza? Un día se fue el niño Federico y no regresó más. Al cruzar en el automóvil el puente tapado, ni siquiera se volvió para despedirse... ¡Y sin embargo, aquí fue tan feliz! Yo me quedé inmóvil, con el viento en las palmeras, hasta que lo perdí de vista. ¿Volverá el niño a verme? Dicen que hoy vive en la calle Ismael Valdés Vergara, en la capital, rodeado de objetos bellos... ¿Y cuántos años tendrá? ¿Cuántos recuerdos de sus viajes a Europa?...
Ahora vuelve una tromba por mis patios sembrados de azucenas. Misiá Elenita ha regresado de Santiago...Me parece verla más acabada, con el pelo más blanco... ¿Qué está haciendo? Se ha sentado en la cómoda-escritorio y con una impecable caligrafía se ha puesto a escribir unas diminutas cartulinas indicando la pequeña historia de cada objeto de la casa. "Este botiquín perteneció a don Diego Portales"..."En esta cama con incrustaciones de marfil durmió el Presidente José Manuel Balmaceda"..."Esta campana se salvó del incendio de la Iglesia de la Compañía el 8 de diciembre de 1863"...
Su pasión por la historia de Chile es tan grande que en un viaje a Mendoza compró la puerta por donde cruzaron por última vez los hermanos Carrera antes de ser fusilados...Hermosamente labrada en fierro, hoy se encuentra en uno de mis patios del fondo, junto a la acequia...
Misiá Elenita va y viene...Organiza la actividad en la hacienda, recibe la visita de la revista National Geographic que quiere realizar un documental filmado acerca de la vida campesina en una hacienda patronal chilena. ¡Hasta un cine instalaron en una de las bodegas! El 6 de marzo de 1949 exhibieron "Joven, viuda y estanciera" con Meche Ortiz y en la matinée femenina, "El hombre que habló demasiado" con Virginia Bruce...Aún conservo los carteles pegados en una de mis paredes...
¡Ah, sí! ¡Y las propagandas de las paqueterías de Santa Cruz! "La Femme Chic": desde el calcetín hasta el sombrero para hombres".
Pero... ¿por qué misiá Elenita viene cada vez menos? ¿Es que ha oído murmuraciones? Algunos campesinos no están conformes...Dicen que van a cambiar la manera de vivir aquí en el campo... ¿Será posible? Pensar que ella traía piezas de género desde la capital a precio de costo para enseñarles a las mujeres a confeccionar su propia ropa...Y son ellas y sus maridos los que hablan de revolución. Yo algo oí por la radio. Unas empleadas estaban en la cocina sentadas junto a una R.C.A. Víctor con expresión temerosa. En 1966 murió misiá Elenita Errázuriz de Sánchez, escuchando los rumores de una Reforma Agraria...
Ese mismo año, la hacienda fue expropiada. Quedó la reserva y algunas hectáreas. Esa noche, estaban sacando las cosas personales don Renato Sánchez, hijo de misiá Elenita, con la señora Bebé, cuando tocaron la campanilla. La portera fue a abrir y dijeron que eran unos dirigentes políticos que venían aquí a pasar el fin de semana. Por suerte no les abrieron. Pasaron a ver la capilla y se fueron en sus automóviles.
Después de eso, ha sido el abandono aquí en el campo. Vinieron las inundaciones y los terremotos y mis paredes se fueron agrietando cada vez más...Ya casi nadie viene a verme...
En 1976, los últimos herederos de El Huique, don Renatito, don Federico y doña Teresa, los tres hermanos Sánchez Errázuriz, decidieron donarlo todo al Ejército...Ya no deseaban seguir viniendo en tales circunstancias...Hoy, los fieles inquilinos custodian las habitaciones vacías ¡vestidos de soldados! ...Añoran, yo creo, el estilo de vida que se llevaba antes aquí y por eso tienen nostalgia por un viejo tiempo ido. No quieren irse...Las bodegas están vacías...En algunas, han puesto a secar semillas se girasol...No hay nadie en el patio de los hornos, no en el patio de los naranjos. Ya nadie usa la vajilla de Limoges, ni los ventiladores a hélice ni los espanta moscas a cuerda que se ponían en las mesas de los banquetes.
La mantelería de encaje de Bruselas está guardada. Hay un candado en la gran despensa donde sólo entraba misiá Elenita. La iglesia también está cerrada. A veces, viene el párroco de Palmilla a decir misa y entonces, los mismos criados de antes, ayudan. Hay uno, incluso, que hasta sabe tocar el viejo armonio...Es el que enciende una a una las velas de cera de abeja de la gran lámpara de lágrimas. Hoy, al descenderla sobre el altar para prender los cirios, ha encontrado un picaflor que ha caído muerto, enceguecido con el brillo de las cuentas de vidrio multicolor...
Sí. Me gusta detenerme en la capilla. Aquí yacen los restos de los niños Luis y José Errázuriz Vial; los de don Renato, que amó entrañablemente esta casa y que conservó las virtudes de sus antepasados; los de su hermana Teresa; y los de mamá Elenita, la última dueña de esta hacienda, que fue una mujer bondadosa y recta, humilde y fuerte, y que como sus antecesores, amó estas tierras y este palacio campestre con gran cariño, dejando el ejemplo de una vida consagrada al servicio de todos sus habitantes...
Tal vez en otros ámbitos más puros, mis queridos moradores me vean y protejan. Por eso, a pesar del olvido - y de un anacrónico televisor que alguien insensible ha encendido a todo volumen en una consola estilo Imperio - a pesar de ello y de la lluvia, a pesar del tiempo y la tristeza, yo pienso que un día voy a volver a mis raíces y que alguien, como ocurre en España con los castillos históricos, va a decidir restaurarme. Tal vez sea hermoso que en el futuro me convierta en un auténtico museo de costumbres campesinas como quería misiá Elenita, y que al pasear por mis habitaciones empapeladas como en aquellos tiempos, los chilenos sepan cómo se vivía antes en el campo.
Comprendo que se viven otros años y que hay que saber aceptar las nuevas formas de vida. Y yo, prefiero adaptarme antes que morir abandonada...No quiero el olvido. Quiero que se abran otra vez mis rejas como antes y que se reparen mis viejas heridas... ¿No hay alguien que pueda hacer algo? ¿Alguien que comprenda mi historia y ame mis secretos? ¿Alguien que se pasee con agrado entre las estatuas del parque y que desee conservarme como testimonio de tres siglos de historia de Chile? Si ese alguien existe... ¡que consiga ayuda! ¡ que venga!...Aquí, en medio de la llanura, al otro lado del río, bajo las palmas despeinadas, yo estaré aguardando...

Es una casa de grandes dimensiones, en cuya fachada existe una hermosa decoración rica en colorido y que está llena de objetos, reliquias y obras de arte que recrean a la perfección el ambiente del siglo XVIII.Entre otras cosas, allí se encuentra la campana que perteneciera a la iglesia de la Compañía de Jesús, obras de destacados pintores chilenos como Luis Strozzi y Carlos Alegría, así como una importante colección de fanales, opalinas y objetos religiosos. Finalmente, también se pueden observar fotografías y objetos personales de doña Gertrudez Echenique Mujica, hija del Presidente Federico Errázuriz Echaurren.

Museo de El Huique
En la comuna de Palmilla –camino a Pichilemu, pasado Santa Cruz- está el museo San José del Carmen de “El Huique” de propiedad del Ejército de Chile y que actualmente es un Monumento Histórico Nacional.



Nombre CASAS DE LA HACIENDA SAN JOSÉ DEL CARMEN EL HUIQUE
Ubicación Palmilla: 34º 27’ S 71º 28’ W
Las casas de la Hacienda San José del Carmen El Huique se ubican 9 kilómetros al norponiente del pueblo de Palmilla, en la provincia de Colchagua, en la Zona Central de Chile.

La zona de Colchagua, de excepcional productividad agrícola, no fue habitada ni explotada mayormente por los españoles sino hasta el siglo XVII. Ello a raíz de la escasa población indígena que albergaba, y en razón de que las tierras, si bien de gran potencial, o carecían de riego o estaban por el contrario inundadas. En 1598, el gran alzamiento indígena provocó una concentración de la población hispana en el centro del país, lo que a su vez condujo al poblamiento de la zona, y a la aplicación en ella de técnicas de riego y de cultivo que la constituyeron en la región agrícola por excelencia. Colchagua se desarrolló en base a un sistema económico cuya unidad era la hacienda, centro productivo autosuficiente en torno al cual se forjó la sociedad y la cultura de la zona central de Chile.

La Hacienda San José del Carmen El Huique tiene su origen en la de Larmague, que constituyera a comienzos del siglo XVII el conquistador Juan de Quiroga, en base a mercedes de tierra y concesiones. A mediados del siglo XVIII, el predio pasó a manos de la familia Echenique, y a fines de la misma centuria, ocurrió la primera división de la propiedad, entre dos de los integrantes del mencionado clan. En 1828, el dueño de la porción denominada “El Huique” era don Juan José Echenique y Bascuñán, quien comenzó a edificar las casas, a la par que a acrecentar la superficie de la hacienda. En 1852 edificó la bella iglesia.

La única hija de don Juan José, doña Gertrudis Echenique, heredó “El Huique” a título individual, y continuó la labor de su padre. Ella y su marido, -don Federico Errázuriz Echaurren, quien ocupó la Presidencia de la República entre 1896 y 1901-, invirtieron energías y recursos en la construcción, aumentando el número de habitaciones y mejorando su alhajamiento y comodidad. Lo propio hizo doña Elena, hija de ambos y heredera también única.

Como sucedió en general en las casas patronales chilenas, las de San José del Carmen experimentaron un crecimiento gradual, el cual respondía a las necesidades que se iban presentando. Las dependencias, con corredores, se distribuyen en torno a patios -catorce en total-. El que corresponde al sector residencial, y que sirve de acceso al conjunto, exhibe un cuidado jardín de tipo francés, y centenarias palmeras. Originalmente, los patios contaban con empedrado de huevillo, el cual se conserva hoy en el sector de acceso. Los patios interiores fueron recubiertos con pastelones de cerámica.

Domina el conjunto la magnífica iglesia de estilo neoclásico, emplazada en el lado sur, cuyo pórtico, con tres arcos de medio punto, sostiene una torre de madera de 23 metros de altura e influencias neoclásicas, que contrasta con la horizontalidad general de los recintos. Su única nave es de proporción alargada, a la cual se ha anexado un cuerpo perpendicular al presbiterio, correspondiente a la capilla de la familia. La iglesia es de una simpleza general que sólo rompe el altar, profusamente ornamentado.

Hacia el surponiente se distribuyen dependencias de servicio, en torno a patios con frutales, donde se dispusieron hornos, pozos de agua, y otros elementos de uso doméstico, que hoy es posible apreciar. Hacia el norte del recinto se yerguen hoy construcciones destinadas originalmente al bodegaje y a la realización de faenas agrícolas, las cuales son hoy propiedad de comuneros agrícolas.

En general, el conjunto está estructurado por muros de adobe en sobrecimiento de albañilería de ladrillo. Los envigados, entramados y pilares son de madera de roble, ciprés y espino; la cubierta es de teja de arcilla y los pisos de pastelón de arcilla, donde no subsiste el huevillo original.

Las casas de la hacienda El Huique reflejan con gran fidelidad la forma de vida tradicional del agro chileno, en base a la hacienda. Son, también, una extraordinaria muestra de la arquitectura rural de los albores de la República. Gracias a la preocupación de sus propietarios, cuya familia conservó por dos siglos la propiedad, a la gestión del Ejército, -que desde 1976 ha velado por la conservación y puesta en valor de los inmuebles-, y a la de los comuneros agrícolas que laboran estas tierras, este bien patrimonial puede ser apreciado por todos, en la forma de un museo de sitio.

JUSTIFICACIÓN DEL VALOR UNIVERSAL EXCEPCIONAL:
Criterios cumplidos:

Las Casas de la Hacienda San José del Carmen El Huique cumplen cabalmente con el criterio ii, iii y v para la inclusión de bienes culturales en la Lista del Patrimonio Mundial, tal como éstos son definidos en la Guía Operativa para la Implementación de la Convención del Patrimonio Mundial.

Criterio II

Los edificios que conforman este gran conjunto son la muestra más relevante que se conserva de la tipología “casas patronales” de arquitectura rural chilena. En ella se funde el aporte indígena, el ancestro musulmán y el sello hispano, para dar por resultado soluciones formales y constructivas de gran calidad, no obstante lo discreto de sus medios. Se trata de una tradición que se remonta a los inicios de la Colonia.

Criterio V

Esta forma arquitectónica, presente con variantes entre Copiapó y Concepción, se identifica fuertemente con el medio, la cultura y el tipo de habitante propio de la zona agrícola central de Chile. Se trata de una arquitectura sencilla y exenta de artificios, que se caracteriza por el aprovechamiento al máximo de los recursos naturales y por la solidez, solidez que ha sido puesta a prueba en numerosos terremotos. Es una arquitectura que es el marco de un sistema social y económico determinado, y de una cultura que tiene su origen en el mestizaje indígena-español.

Esta arquitectura, en los poblados, se tradujo en construcciones en fachada continua con corredores y patios interiores. En las haciendas, esta arquitectura dio lugar a una tipología cuyo mejor exponente es el conjunto de El Huique. Los núcleos originales de esta tipología se centran en un patio, cuadrado o rectangular, abierto generalmente hacia el frente principal; las dependencias se distribuyen en forma de U. A medida que aumentan las necesidades y los recursos, se van agregando nuevas construcciones, siempre en torno a patios. Es infaltable la capilla o iglesia, que es el edificio más alhajado y elaborado del conjunto. El material predominante es el adobe y la madera.

Criterio III

Las Casas de El Huique son un testimonio excepcional de la forma de vida propia de la hacienda chilena, y como tal, de la cultura agrícola tradicional de la zona central de Chile.

Garantías de autenticidad e integridad:
Las casas de El Huique se han conservado adecuadamente gracias a los cuidados de sus propietarios tradicionales, y a los de los actuales dueños, el Ejército de Chile -casa patronal- y los comuneros agrícolas. Por otra parte, la autoridad local ha otorgado un gran apoyo a la puesta en valor de este bien.

Las casas fueron declaradas monumento nacional en la categoría de monumento histórico por el Decreto Supremo Nº2412 del 6 de octubre de 1971. Recientemente, por Decreto Exento Nº488, del 29 de agosto de 1996, se estableció una Zona Típica para resguardar el entorno del monumento. En el área protegida no se pueden realizar intervenciones sin la autorización del Consejo.

Comparación con otras propiedades similares:
En Chile Central existen otras casas patronales que caracterizan la vida de la hacienda, pero la del Huique es la que conserva la mayor proporción de dependencias, en el mejor estado de conservación. Por otra parte, las casas conservan su alhajamiento y enseres.





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miércoles, 21 de febrero de 2007

Capillas de Marchigüe

domingo, 18 de febrero de 2007

Oscar Vega Etcheverry (Q.E.P.D.)


http://ergocomics.cl/wp/2007/02/oscar-vega-etcheverry-q-e-p-d/
Posted by noticias on feb 18, 2007 in Noticias

Estamos conmocionados con el sensible fallecimiento de este grande de la historieta chilena, magnífico artista plástico y excelente persona, padre de Félix Vega, también historietista, radicado en España y gran amigo nuestro. No nos queda si no compartir la nota que apareció en
www.emol.cl

Murió primer dibujante de la tira cómica "Mampato"

Viernes 16 de Febrero de 2007

El Mercurio Online


El ilustrador, acuarelista y uno de los creadores del cómic chileno "Mampato" Oscar Vega Etcheverry, falleció hoy a la madrugada víctima de un severo tumor. El cáncer que fue detectado en octubre del año pasado, lo dejó inhabilitado hace por lo menos un mes.

A pesar de que Vega sólo dibujó los primeros números de la tira cómica de los años setenta, se le recuerda como uno de los creadores de la historieta. Junto a Eduardo Armstrong en el guión, dieron vida al proyecto que partió en las dos últimas páginas de un revista llamada "Los Pecosos".

En una entrevista que el dibujante dio a El Mercurio el año 2002, señaló "Empezamos a juntarnos con Eduardo en su taller, en Providencia con Los Leones. Y comencé a desarrollar un personaje para niños, con dificultad, porque mi dibujo era muy serio".

Ambos ilustradores comenzaron darle forma y personalidad al personaje protagónico de la historia. Vega mezcló los dibujos del cómic sensación del momento "Asterix" y la personalidad de "Daniel el travieso". "Hice una especie de experimento genético entre estos dos protagonistas y resultó Mampato", aseguró el dibujante en la misma entrevista. Así, después de tres maquetas, se optó por un niño bajito y colorín.

Por otra parte, comentó que dejó definitivamente la historieta en 1970 porque aceptó una oferta de Televisión Nacional que definió como errónea. El cansancio que le provocó trabajar en el canal, hizo que recordará ese momento como una mala experiencia.

Sin embargo, en ese lugar creó, junto a otros profesionales, el Departamento de Animaciones de la estación estatal donde realizó numerosos cortos de dibujos animados y presentaciones de programas hasta el año 1974.

Su obra distinguida: sus acuarelas

Internacionalmente se le recuerda por su distinción en la "Birmingham Watercolour Society" (BWS), agrupación mundial de acuarelistas que lo galardonó el año 2005 con el primer lugar. Su obra llamada "Mia, Moon Light" fue reconocida como "La acuarela perfecta", premio que la institución no entregaba desde hace más de 40 años.

Su carrera comenzó a principio de los sesenta, donde fue alumno de los pintores Israel Roa y Matilde Pérez. Fue en ese tiempo el único artista figurativo de academia, mientras el resto de su generación, se caracterizaba por un estilo abstracto.

Además de participar en las ilustraciones de libros de estudio y de investigación pedagógica, fue parte en 1976, junto a otros caricaturistas, de una exposición de historietas en el "Círculo de Periodistas de Chile".

"Mampato" después de Vega

Cuando el dibujante partió a Televisión Nacional, la revista cayó en manos de Themo Lobos, quien se transformó en el dibujante y guionista que inmortalizaría al "Mampato" consagrado.

Fue él quien creó el cinto espacio-temporal del niño de nueve años y a sus más famosos compañeros de viaje.

En especial Ogú, un cavernícola hambriento y de indeterminada edad que lo acompaña en sus aventuras.

De todas formas, a Vega le pertenece la creación personajes secundarios como Xse, Mong y Colofón.


Oscar Vega, primero a la izquierda, en los tiempos en que Lukas era director de la Revista Mampato


Oscar Vega


Una de sus importantes obras pictóricas

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Emol Cultura y Espectáculos

Murió primer dibujante de la tira cómica "Mampato"Aunque Oscar Vega Etcheverry sólo trabajó en los primeros capítulos de la historieta, se recuerda como uno de los creadores del niño de nueve años que viaja por el tiempo y el espacio. Mia, Moon Light, acuarela por la que ganó en Birmingham Watercolour Society.

Foto: El Mercurio Oscar Vega Etcheverry, primer dibujante de la historieta Mampato

Foto: El Mercurio

Vea un fotorama de su vida y su obra

http://www.emol.com/mundografico/?G_ID=4256

SANTIAGO.- El ilustrador, acuarelista y uno de los creadores del cómic chileno "Mampato" Oscar Vega Etcheverry, falleció hoy a la madrugada víctima de un severo tumor. El cáncer que fue detectado en octubre del año pasado, lo dejó inhabilitado hace por lo menos un mes.

A pesar de que Vega sólo dibujó los primeros números de la tira cómica de los años setenta, se le recuerda como uno de los creadores de la historieta. Junto a Eduardo Armstrong en el guión, dieron vida al proyecto que partió en las dos últimas páginas de un revista llamada "Los Pecosos".

En una entrevista que el dibujante dio a El Mercurio el año 2002, señaló "Empezamos a juntarnos con Eduardo en su taller, en Providencia con Los Leones. Y comencé a desarrollar un personaje para niños, con dificultad, porque mi dibujo era muy serio".

Ambos ilustradores comenzaron darle forma y personalidad al personaje protagónico de la historia. Vega mezcló los dibujos del cómic sensación del momento "Asterix" y la personalidad de "Daniel el travieso". "Hice una especie de experimento genético entre estos dos protagonistas y resultó Mampato", aseguró el dibujante en la misma entrevista. Así, después de tres maquetas, se optó por un niño bajito y colorín.

Por otra parte, comentó que dejó definitivamente la historieta en 1970 porque aceptó una oferta de Televisión Nacional que definió como errónea. El cansancio que le provocó trabajar en el canal, hizo que recordara ese momento como una mala experiencia.

Sin embargo, en ese lugar creó, junto a otros profesionales, el Departamento de Animaciones del la estación estatal donde realizó numerosos cortos de dibujos animados y presentaciones de programas hasta el año 1974.

Su obra distinguida: sus acuarelas


Internacionalmente se le recuerda por su distinción en la "Birmingham Watercolour Society" (BWS), agrupación mundial de acuarelistas que lo galardonó el año 2005 con el primer lugar. Su obra llamada "Mia, Moon Light" fue reconocida como "La acuarela perfecta", premio que la institución no entregaba desde hace más de 40 años.


Su carrera comenzó a principio de los sesenta, donde fue alumno de los pintores Israel Roa y Matilde Pérez. Fue en ese tiempo el único artista figurativo de academia, mientras el resto de su generación, se caracterizaba por un estilo abstracto.

Además de participar en las ilustraciones de libros de estudio y de investigación pedagógica, fue parte en 1976, junto a otros caricaturistas, de una exposición de historietas en el "Círculo de Periodistas de Chile".

El Mercurio Online
Viernes, 16 de Febrero de 2007, 12:26

"Mampato" después de Vega




Mampato, su primer dibujante se despide
Fotos: Archivo El Mercurio

actualizado el 16/02/2007










































































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viernes, 16 de febrero de 2007

Parroquias Provincia de Cardenal Caro

Es la única provincia de la VI Región de O'Higgins que tiene salida al mar. Posee una población de 41.160 habitantes. Tiene una superficie de 3.295,07 km². Su capital es Pichilemu, principal ciudad turística y balneario de la región en los meses de verano. Anteriormente formaba parte de la Provincia de Colchagua.
Comunas pertenecientes a la provincia de Cardenal Caro: La Estrella, Litueche, Marchigüe, Navidad, Paredones y Pichilemu.

Parroquias y Conventos Cardenal Caro


PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED DE ALCONES Y MARCHIGÜE

El territorio que abarca hoy la parroquia de Alcones y Marchigue se denominaba Rapel en tiempos de la Colonia. Éste era un pequeño caserío, donde los estancieros del sector agruparon a sus indios y al que vino a establecerse un cura doctrinero.
La Doctrina de Rosario de los indios de Rapel, creada entre 1580-85, fue una de las primeras doctrinas de Chile, surgiendo de la Doctrina de Santa Cruz de Triana (Rancagua).
En un primer momento la Doctrina de Rapel estuvo a cargo de los religiosos agustinos y recién el 17 de marzo de 1668, ellos hicieron entrega del curato al clero secular en la persona del padre Juan Espina Verdugo.
Como Rapel no contaba con las instalaciones más adecuadas, la sede de la doctrina comenzó a trasladarse paulatinamente hacia la capilla de la cercana estancia Pucalán.
La nueva sede de la Doctrina del Rosario, que comenzó a llamarse parroquia, era más propicia y a su sombra fue surgiendo el pueblo que llevó su nombre: Rosario; más tarde Rosario de los Solís y hoy Litueche.
Abarcaba los sectores de Cáhuil, Navidad, Carrizal, La Trinidad , La Estrella , El Sauce (hoy Alcones ), Pailimo, El Chequén y San Miguel de los Llanos. Recibían la visita del cura una vez al año, oportunidad en que se realizaban los bautizos, matrimonios, confesiones y Primeras Comuniones.
El Obispo Manuel de Alday estimó necesario erigir una nueva parroquia en uno de los extremos más distantes del curato o Doctrina de Rosario, la que abarcó los territorios de La Trinidad , San Antonio y Cáhuil, el que se fijó como sede de la parroquia y a San Andrés como su patrono. En 1926 la parroquia comenzó a ser llamada Ciruelos.
La localidad de El Sauce, paulatinamente, fue tomando importancia y se hizo necesario crear otra parroquia. Ya en 1875 El Sauce era viceparroquia y el 5 de enero de 1889 el Arzobispo de Santiago inició los trámites para elevarla a la condición de parroquia.
Don Federico Scotto Hermoso, ofreció cuatro cuadras de terreno al lado de la capilla existente en El Sauce, más de mil pesos en dinero para refaccionar la casa de la viceparroquia y 300 pesos anuales para sostener una escuela parroquial.
El 24 de septiembre de 1894, el Arzobispo de Santiago, don Mariano Casanova, erigió la nueva parroquia de El Sauce: “ Nuestra Señora de la Merced de Alcones” , desmembrándola de las parroquias de Cáhuil, Pumanque y Rosario (Litueche).
El nuevo curato adoptó el nombre de “Alcones” de la hacienda de Federico Scotto y también porque el gobierno ya había denominado así la oficina de Correos, la oficina de Telégrafo y la estación del ferrocarril.
El primer párroco y fundador de la parroquia de Alcones fue don Fidel Rojas Bravo. Recorría, llevando los libros parroquiales, los sectores de Maitenes, Cóguil, La Quebrada , Rinconada, San Miguel de las Palmas, Tanumé, Peñablanca, Población y Pailimo.
Párrocos destacados: José Miguel Camilo Aguilar (1901- 1920), dio fuerza y esplendor a la fiesta de la Virgen de las Mercedes; Julio Palma (1939- 1974), era muy querido y realizó obras como capillas, una escuela y el cementerio; Andrés Rojas (1977-86), Enrique Catalán (1986-90), Enrique Leiva (1990-93).
Notas:
Hacia 1894 cuando nace la parroquia también llega el ferrocarril, el que si bien era utilizado por los habitantes de las haciendas y los pueblos de la zona, también comenzó a ser utilizado por los veraneantes que se dirigían a Pichilemu, el que comenzaba a adquirir importancia gracias a los arreglos que don Agustín Ross propiciaba. En la estación de Alcones había una serie de carruajes de posta esperando a los pasajeros que se dirigían al balneario, donde llegaban en tres o cuatro horas.
Con un Congreso Eucarístico regional la parroquia celebra sus Bodas de Oro en septiembre de 1944. Participaron las parroquias de Rosario (Litueche), La Estrella, Navidad, Pichilemu, Pumanque y Marchigüe.

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE LITUECHE

La primera constancia documental de la existencia de la Doctrina de Rapel es un informe al Rey del Obispo de Santiago, Fray Diego de Medellín, con fecha 18 de febrero de 1585 . Su erección debió haberse producido entre 1580 y 1585.
Su asiento primitivo estuvo en el poblado de Rapel. Luego se asienta en la capilla de la Estancia de Pucalán, lugar de su actual ubicación, perteneciente al capitán Lorenzo Núñez de Silva, por lo que pasó a tener la advocación de San Lorenzo y a denominarse parroquia de San Lorenzo de Pucalán. Esto a mediados del siglo XVII (ya en 1667 se habla de Pucalán en el Libro de Fábrica).
Abarcaba los sectores de Cáhuil, Navidad, Carrizal, La Trinidad, La Estrella, El Sauce (hoy Alcones ), Pailimo, El Chequén y San Miguel de los Llanos. Recibían la visita del cura una vez al año, oportunidad en que se realizaban los bautizos, matrimonios, confesiones y Primeras Comuniones.
Un siglo más tarde, a mediados del siglo XVIII, ya se le denomina capilla del Rosario de Pucalán, por venerarse allí una imagen de Nuestra Señora del Rosario. Poco a poco se pierde el nombre autóctono de Pucalán, quedando sólo como parroquia de El Rosario "figura como tal por primera vez en noviembre de 1750), a cuyo alero se fue formando el pueblo de Rosario. Posteriormente, para distinguirlo del llamado Rosario ubicado en Rengo, se le agregó la denominación de “Lo Solís”. Finalmente se le cambió el nombre al de Litueche.
El asiento parroquial cambió varias veces al pueblo vecino de La Estrella, para volver luego a su antigua ubicación. El Obispo Mariano Casanova trasladó la sede de la parroquia a La Estrella el 23 de marzo de 1891 y años después, el mismo prelado la restituyó a su sede primitiva el 7 de mayo de 1904. La parroquia luego se llamó parroquia del Rosario de Lo Solís.
El 25 de junio de 1662 el Obispo Diego de Humansoro da cuenta detallada de las doctrinas al Rey, señalando que la de Rapel tiene de contorno más de 40 leguas y comprende los pueblos de Rapel y las Estancias de Chocalán y Mallermo.

En un primer momento la Doctrina de Rapel estuvo a cargo de los religiosos agustinos (de La Estrella) y recién el 17 de marzo de 1668 , fray Antonio Puelles, hizo entrega del curato al clero secular en la persona del padre Juan Espina Verdugo. En un principio, las doctrinas estuvieron a cargo de religiosos, que eran los encargados de misionar, pero ya en el siglo XVII pasaron todas a manos del clero secular a iniciativa de los obispos que consideraban sus rentas como propias del clero diocesano.
Por una constancia posterior, se sabe que se empezaron a llevar libros sólo desde 1660, extraviándose los de matrimonios, entierros y bautismos y quedando sólo fragmentos del libro de Fábrica. Existen libros parroquiales sólo desde 1774. El primer párroco que aparece firmando es don Antonio Cornelio de Quesada y Molina (1774 – 1783).
A causa de los temporales que hubo en el invierno de 1899, se desplomó una parte del templo parroquial de Rosario, lo que motivó su cierre, por orden de la municipalidad. El Pbro. Joaquín Marty, por resolución del Arzobispado (22 de julio de 1890), quedó autorizado para demoler ese templo. El mismo Pbro. Marty inició la construcción de un un nuevo templo, obra que continuó don Isaías Farías y completó el párroco Luis Cerón V.
El actual templo comenzó a ser construido en 1927 e inaugurado en 1938.
Fuentes: -“La Doctrina de Rapel en el Reino de Chile, Antecedentes para la historia de la parroquia de San Lorenzo de Pucalán, luego de El Rosario y hoy Nuestra Señora del Rosario de Litueche”, Regulo Valenzuela Matte, 1984.
Folleto de conmemoración de los cien años de la parroquia de Alcones.
“Parroquias de la Arquidiócesis de Santiago, 1840 – 1925”, P. Raymundo Arancibia .
“Patrimonio Arquitectónico de la Sexta Región”, Carmen del Río Pereira, Fernando Gutiérrez Marín. IV Parte.

PARROQUIA SAN NICOLÁS DE TOLENTINO DE LA ESTRELLA


Iglesia San Nicolás de Tolentino de La Estrella después del terremoto de 1985

CONVENTO AGUSTINO DE LA ESTRELLA

Otro convento rural que produjo lo que el arquitecto Gabriel Guarda, sacerdote benedictino, llama la «nuclearización» de las poblaciones dispersas en torno de ellos, fue el convento agustino de La Estrella llamado San Nicolás de Tolentino. Fue fundado en 1635, pero tuvo actividad recién en 1669. La orden mantuvo esta residencia hasta 1882, fecha en que cedieron a perpetuidad al Arzobispado de Santiago la iglesia, convento y propiedades anexas. En 1888 el ordinario de Santiago cedió a los agustinos la Iglesia de Guadalupe en la ciudad de San Fernando. La propiedad dejada por los agustinos en La Estrella se transformó en sede de la antigua Parroquia de Rapel o del Rosario, en 1891, por decreto del obispo Mariano Casanova, quien en 1904 la restituyó a su antigua sede erigiendo al mismo tiempo la nueva parroquia de San Nicolás de Tolentino de La Estrella, desmembrada de la de Rosario.Los Párrocos de La Estrella han sido:
Evaristo Cendegui de Vea (1904 - 1912)
Simón Balboa Taiba (1912)
Balbino Mateo y Alduán (1912 - 1914)
Wilibardo Garcés Rojas (1914 - 1918)
Enrique Rojas Martínez (19-18 - 1927)
Luis Cerón Villablanca (1927 - 1932)
Ramón Ibarra Alvarado (1932 - 1969)
Paul González López (1969)- 1983)
Juan Carlos Farías Poblete (1983 - actual.) (Cáceres, 1985).

Fue erigida por monseñor Mariano Casanova el 7 de mayo de 1904 , desmembrándola de la parroquia de Rosario (Litueche).
Su primer párroco fue don Evaristo Cendegui de Vea (1904 – 1912).
El origen del pueblo se debe al convento agustino, su nombre se debería a la estrella que tiene la imagen de San Nicolás de Tolentino, patrono del poblado en su pecho.
El año 1635 los padres agustinos emprendieron la construcción de su Convento de San Nicolás de Tolentino de La Estrella , bajo el gobierno de fray Andrés de Elosu. Pero sólo comenzó a tener vida propia como “nuevamente erigido”, en el año 1659, siendo superior fray Juan de Miranda. En 1882 se suprimió la vida conventual. Los religiosos, con fecha 26 de octubre del año 1888, cedieron a perpetuidad su convento de La Estrella al Ordinario de Santiago, comprendiendo esta cesión: “...la iglesia y convento que la comunidad posee en La Estrella , con las propiedades anexas, denominadas: EL CONVENTO Y EL MENGO, que comprenden más o menos cuarenta cuadras, con todos los edificios que les pertenezcan, ubicados en dichas propiedades y con todos los derechos que la misma comunidad tiene en La Estrella...”.
La autoridad eclesiástica juzgó que este lugar era el ideal para que en él estuviera la sede de la parroquia de Rapel (Rosario – Litueche). Monseñor Casanova ordenó el traslado por decreto del 23 de enero de 1891. Más viendo que no había sido de provecho tal cambio, dio un nuevo decreto el 7 de mayo de 1904, restituyendo la parroquia de Rapel a su antigua sede y erigiendo, conjuntamente, una nueva parroquia en La Estrella , desmembrándola de aquella, bajo la advocación de San Nicolás de Tolentino.
La presencia de los agustinosse mantuvo constante hasta 1882, año en que ceden a perpetuidad al Arzobispado de Santiago, la iglesia, convento y propiedades anexas, pasando la orden seis años más tarde a ocupar la Iglesia de Guadalupe en San Fernando.
El terremoto de 1985 destruyó el antiguo templo que databa del siglo XVII, manteniéndose hasta hoy sólo las ruinas de su fachada.
Fuente: - “Patrimonio Arquitectónico de la Sexta Región ”, Carmen del Río Pereira, Fernando Gutiérrez Marín. IV Parte.
“Parroquias de la Arquidiócesis de Santiago, 1840 – 1925” , P. Raymundo Arancibia.

El Cardenal José María Caro y el Convento Mercedario de Punta de Lob

os

Seminaristas mercedarios en Punta de Lobos (Foto: Pichilemu y sus alrededores turísticos - José Arraño Acevedo)

Casa de vacaciones de los mercedarios en Punta de Lobos, hoy inexistente.
(Foto: Pichilemu y sus alrededores turísticos - José Arraño Acevedo)
CONVENTO MERCEDARIO DE PUNTA DE LOBOS
Con donaciones y escasos recursos se crea esta “Casa de Ejercicios Espirituales” para los estudiantes, profesores, hermanos y sacerdotes de la Orden. Con materiales tirados a yunta de bueyes traídos del valle de Colchagua y Ciruelo, pequeño poblado cercano a Cáhuil y, cuna del que fuera el primer Cardenal de Chile, monseñor José María Caro. Existen antecedentes históricos de la existencia de los aborígenes Promaucaes, en su versión de los “hombres de los conchales”, que habitaron el lugar y le llamaban, a Punta de Lobos, “Cachurra” que significa “Piedra partida por la mitad”. Además, se tiene la tesis de la influencia Inca sobre éstos aborígenes dada la existencia de la “Piedra del Sol” y de piedras en miradores naturales. Existe un pulpo petrificado en una roca de un acantilado del lugar.
La construcción del convento se inició en el año 1915 y se inauguró en el año 1919. Desde el Convento se realizaron misiones a Cáhuil, Ciruelos, Pueblo de Viudas, Bucalemu y Pichilemu.
La llegada masiva de veraneantes entre los años 1958 y 1970 afectó la condición de recogimiento y reposo, alterando la vida conventual debido a su atractivo turístico. En 1974 el Convento fue abandonado por los Mercedarios por dos razones: Primero, la incertidumbre política por la cual atravesaba el país a causa del golpe militar que derrocó al gobierno del Presidente Salvador Allende; segundo, las inevitables presiones de los veraneantes que deambulaban y curioseaban en el monasterio, invadiendo de este modo la privacidad necesaria para los ejercicios espirituales. De 1974 a 1992 el edificio quedó abandonado, pese a que existió y existe aún una ley que permite proteger obras patrimoniales. Su equilibrada e imponente arquitectura de patio interior con portales perimetrales, zócalo de piedra, ladrillos con cuarzo hechos a mano, albañilería de adobe y roble, tejas de arcilla, grandes ventanales de raulí, accesos de los “Leones” y de “Los Jarrones” dando la bienvenida al visitante, deambulatorio, escriptorium, refrectorium, celdas y capilla con la imagen de Nuestra señora de La Merced constituyeron una obra de arquitectura chilena con dos torreones góticos en sus extremos. Una obra muy bien emplazada en el centro de esta isla de tierra que es Punta de Lobos, armonía entre paisaje, arquitectura, el alma del hombre y el espíritu de un lugar que marca un Hito histórico en Pichilemu y donde el Cardenal Caro compartió innumerables jornadas de recogimiento y reposo. Actualmente el visionario surfista francés Jean Robert Pistone habita desde 1992, demoliendo las ruinas existentes en esa época (ignorando la importancia de las ruinas o casi la mitad de la obra aún de pie) y permaneciendo a la fecha con una comunidad de surfistas profesionales topofilicos del mítico y no reconocido “santuario de la naturaleza” de Punta de Lobos. Del antiguo Convento sólo queda el zócalo de piedra y la reconstrucción simbólica de un sector del olvidado patrimonio arquitectónico y cultural de pueblo de Pichilemu. En la primera imagen vemos a la derecha y vestido con indumentaria negra al Cardenal José María Caro en el deambulatorio o galería del Convento, a la izquierda y con túnica blanca el Padre Carlos Infante Provincial de la Orden de la Merced en Chile junto a otros sacerdotes y noviciados de la Orden de la Merced captados en el año 1928. La segunda imagen muestra en primer plano un rancho indígena de marisquedores, y mercedarios sobre piedras al borde del acantilado lleno de cáctus y al fondo el imponente “Convento de la Orden de la Merced de Punta de Lobos”.
Fuente : El Rancahuaso
Autor: Alexis Valenzuela
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PLAZA E IGLESIA DE PAREDONES





IGLESIA DE PAREDONES
Paredones creada bajo la advocación de la Virgen de las Nieves en 1778 y desmembrada de la parroquia de Vichuquén por el obispo Alday.











IGLESIA DE MATANZAS




El Convento de San Pedro de Alcántara, también perteneciente a la Orden Franciscana, nació como una hospedería en 1689, para atender a los propios misioneros que pasaban por ese lugar en tránsito a las casas y misiones que la Orden tenía más al sur. Esta hospedería se transformó luego en un convento, alrededor del cual en 1725 va surgiendo el actual poblado del mismo nombre. Del antiguo convento sólo permanecen algunos muros, un sello, numerosos documentos y libros de contabilidad donde consta el pago en especies como sal de Cáhuil, trigo de la zona, sebo, velas, que efectuaban los propietarios agrícolas por los servicios religiosos que estos sacerdotes les administraban. Quedan también de esta época, un conjunto de palmas chilenas cuya cosecha reúne a la comunidad y forma parte de su tradición (Ferrari, 1970). En 1905, los franciscanos abandonaron el convento y cedieron sus bienes al Arzobispado de Santiago, que lo transformó en parroquia en 1907. El antiguo convento sufrió con una gran crecida del estero que arrasó con el poblado y en 1906 cayó destruido por el terremoto de ese año.

El apóstol San Andrés es patrono de los pescadores y agricultores, su imagen traida desde España, hecha en cartón piedra, se conserva hasta la fecha en la Parroquia de Ciruelos.
Todos los años acuden miles de fieles a pagar sus mandas y favores que le atribuyen al santo. procesiones y misiones.


IGLESIA SAN ANDRÉS DE CIRUELOS





Ubicada a 13 Km. de Pichilemu (15 minutos). Fue construida en 1779 y su Altar de década 1940. Posee un armonio ( instrumento tipo órgano que funciona a viento), confesionarios e imágenes de santos muy antiguos. Antigua parroquia creada por el Arzobispo Valdivieso en 1864. Actualmente en ella se puede observar la pila donde fue bautizado el primer Cardenal de la Iglesia chilena, Monseñor José María Caro Rodríguez, y la imagen original de San Andrés hecha en cartón piedra donde cada 30 de Noviembre se realiza la Fiesta Religiosa de San Andrés.
CREACIÓN DE LA PARROQUIA SAN ANDRÉS DE CÁHUIL
En visita a la jurisdicción eclesiástica (Reto), en 1854, Monseñor Rafael Valentín Valdivieso percibió la necesidad de dividir la Parroquia de Reto, creando una nueva con el territorio de ésta, más cercana a la costa, con el nombre de Cáhuil, fijando los límites por decreto de fecha 30 de noviembre de 1864 quedando por patrón el apóstol San Andrés. Ciruelos fue el asiento de esta nueva Parroquia, sin embargo la carencia de un marco jurídico-administrativo para el caserío de Ciruelos dificultó su potenciación como futuro centro urbano, aún cuando algunos servicios tendieron a concentrarse allí en un primer momento. En visita a Ciruelos, sede de la Parroquia de Cáhuil el 4 de febrero de 1888, Mariano Casanova Arzobispo de Santiago, determinó crear una escuela parroquial, obtener título del terreno de la parroquia y encargar a Europa una nueva imagen de San Andrés para las fiestas de este Santo Patrono. Asimismo estudiar cual sería el mejor local cuando llegara el caso de mudar el asiento parroquial, tan mal situado en Ciruelos y trasladarlo a Pichilemu. Desde 1891 con la creación de la Comuna de Pichilemu se hará más urgente el traslado de esta sede parroquial, pero debido al lento crecimiento de Pichilemu, se logró recién a fines de 1953. En los años anteriores este pueblo sólo contó con una vice-parroquia.

Parroquias Provincia de Cachapoal

Provincia Cachapoal

Ésta es la provincia de mayor superficie, 7.384 Km2, la de mayor población (542.901 habitantes) y también la con el mayor número de comunas, diecisiete. Estas son: Las Cabras, Coltauco, Doñihue, Rancagua, Graneros, Mostazal, Codegua, Machalí, Olivar, Requínoa, Rengo, Malloa, Quinta de Tilcoco, Coinco, San Vicente, Peumo y Pichidegua.


PARROQUIA SAN JUAN BAUTISTA DE MACHALÍ

Fue erigida por monseñor Mariano Casanova el 6 de noviembre de 1901 , desmembrándola de la Parroquia de Rancagua.
Su primer párroco fue don José Manuel Hundían Sierralta (1901 – 1909).
Don Ramón Castro G., a nombre de su esposa doña María Jesús Baeza, donó el 12 de julio de 1899 a la Parroquia de Rancagua la iglesia de Machalí.
Se sabe que existió como viceparroquia entre 1881 y 1901.
El templo quedó muy dañado con el terremoto de 1906. El sismo de 1985 obligó a su clausura y demolición.
Un sacerdote recordado y destacado fue don Juan Tachoire (1972 – 1985).
El 23 de junio de 1991 fue dedicado y bendecido el nuevo templo, siempre bajo la advocación de San Juan Bautista.
Fuentes: -“Parroquias de la Arquidiócesis de Santiago, 1840 – 1925”, P. Raymundo Arancibia.
“Historia de Machalí”, Gustavo Cid Célis


PARROQUIA DEL SAGRADO CORAZON DE LAS CABRAS

Fue erigida el 16 de abril de 1947, por el Obispo de Rancagua, monseñor Eduardo Larraín Cordovez, desmembrándola de las parroquias de Peumo y El Manzano. • Su primer párroco fue el presbítero Abraham Vargas Pérez. • En 1947 los vecinos contaban con terreno comprado por ellos mismos y con casa parroquial e iglesia habitable, además de los medios para la sustentación del párroco.

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED DE COLTAUCO

En 1767 fue creada la viceparroquia de Coltauco por el padre Antonio Zúñiga, párroco de Peumo.
Fue erigida como parroquia el 13 de octubre de 1824, desmembrándola de Peumo.
Su primer párroco fue don Juan de Dios Olmedo (1824 – 1833).
Existen informaciones que señalan que entre 1840 y 1850 el edificio de la parroquia seguía inconcluso.
El párroco Martín Boy y Messina consideró que la primitiva parroquia era “inadecuada” y pidió licencia para edificar otra en 1884. En 1891, don Ricardo Mesa insiste en esto, pudiendo iniciarse la construcción sólo en 1903, año en que el párroco don Francisco Javier Lizana, obtuvo el permiso para bendecir la primera piedra de la nueva iglesia.
Un nuevo templo fue construido por el padre Ramón Lecaros, quien se desempeñó como párroco entre 1932 y 1968 (Rumbos). El edificio actual data de la década del 70.
P. Nuestra Señora del Tránsito de Loreto
Doña Loreto Sánchez dejó como heredero de sus bienes al Arzobispado de Santiago, determinando la fundación del Hospital del Tránsito de la Santísima Virgen. El Diocesano encargó al padre Vicente Martín y Manero la construcción de este establecimiento, cuya administración fue confiada a las Hospitalarias de San José (28 de abril de 1891). Posteriormente, el mismo canónigo Martín y Manero recibió en diciembre de 1899, la comisión de levantar la capilla. Esta capilla se incendió el 31 de diciembre de 1900. Se construyó otra que fue declarada iglesia pública y su bendición le fue comisionada al señor Martín y Manero. Esta capilla, de una sola nave central con dos corredores laterales y fachada de ladrillo, ha sido claramente intervenida (“Patrimonio Arquitectónico de la Sexta Región”….).
Fuentes: -“Parroquias de la Arquidiócesis de Santiago, 1840 – 1925”, P. Raymundo Arancibia.
“Patrimonio Arquitectónico de la Sexta Región”, Carmen del Río Pereira, Fernando Gutiérrez Marín. II Parte.


PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED DE DOÑIHUE

Según el alcalde de Doñihue, Olaf Nielsen, la parroquia fue anterior a la creación de la villa, ya que habría existido desde 1804, perteneciendo al Arzobispado de Santiago.
De esta antigua parroquia no queda vestigio alguno, salvo la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes, que habrían traído los padres mercedarios en el siglo XVIII.
Fue viceparroquia de Rancagua desde 1804.
El gobernador del Obispado de Santiago la erigió parroquia en noviembre de 1824, desmembrándola de Rancagua. Su primer párroco fue don Félix Campo (1824 – 1830).
En 1923, el párroco don Cándido Lorenzo Llorente demolió el antiguo templo, arruinado desde el terremoto de 1906. El 24 de septiembre de ese mismo año puso la primera piedra de una nueva iglesia, la que fue bendecida el 28 de diciembre de 1924 por don Melquisedec del Canto, con ocasión del primer centenario de la parroquia.
Fuentes: - “Patrimonio Arquitectónico de la Sexta Región”, Carmen del Río Pereira, Fernando Gutiérrez Marín. I Parte.
“Parroquias de la Arquidiócesis de Santiago, 1840 – 1925”, P. Raymundo Arancibia.

PARROQUIA SAN FRANCISCO DE SAN FRANCISCO DE MOSTAZAL


En un sector de “mostazales” un grupo de hermanos franciscanos estableció un convento. Los habitantes pronto asociaron la localidad con su patrono, el Santo de Asís, y con el paso del tiempo surgió el nombre de San Francisco de Mostazal, dando paso a la creación de la comuna, en 1894.
Corría 1856, cuando D. Pedro José Luco, como fruto de una misión, determinó apoyar la fundación de este convento en los terrenos de su hacienda. El amplio edificio que se construyó contaba con 19 celdas, tres claustros y templo de una nave. Hasta 1906, cuando el terremoto destruyó la iglesia y su torre, existió un templo “de una sola nave, pero bastante grande”, con torre. Una imagen de bulto –es decir de cuerpo completo o de candelero- de la Inmaculada presidía el altar mayor. Tenía tres altares más, dedicados al Calvario, a Nuestra Señora del Carmen y a Santa Filomena. El 28 de diciembre de 1930 se bendijo la primera piedra del templo que hoy existe y pasaron 14 años, hasta que en 1944 se dio por terminada la obra.
La parcela adyacente al primer convento se transformó en modelo de aprovechamiento de la tierra: árboles para madera y frutales, viñas, elaboración de vinos, fabricación de tejas y ladrillos, cercos, riego, etc.
Por el inventario de 1885, podemos conocer las difundidas devociones al Santísimo Sacramento, al Niño Dios, a la Santísima Virgen, a San Francisco, San Antonio, San José. El Mes de María era celebrado con solemnidad, al igual que la Semana Santa. Sin ser parroquia, prestaba los mismos servicios que en ellas y por este motivo en diciembre de 1933 el obispo de la nueva diócesis de Rancagua se proponía erigir allí una parroquia. No fue hasta 1965 que se erige la parroquia San Francisco de Asís.
Desde 1923 y por un largo período, estuvo a cargo de la Provincia Franciscana la que instaló allí su Colegio Seráfico o Seminario Menor, dedicado prioritariamente a la formación de los futuros franciscanos.
Algunas muestras de la preocupación de los frailes por la educación popular: según el inventario de 1885 se reserva en el edificio una sala dedicada a colegio; en la década del 20, el P. Weiss abre una escuela gratuita para los niños del pueblo; en 1960, fray Hernán Álvarez abre la Escuela Técnica Femenina «Santa Clara»; en la década del 50 se admitieron en forma experimental algunos niños del pueblo para que allí aprendieran junto con los seminaristas sus primeras letras.
Con el tiempo va diluyéndose la característica de seminario y el colegio empieza a ser aprovechado por familias que sólo buscaban un internado para sus hijos, ya que, al mismo tiempo, desaparecían los internados tradicionales de casi todos los colegios del país; y esto, tarde o temprano, lleva a la Provincia a asumir la realidad de que el Colegio Seráfico no albergaba vocaciones y que, llegado el fin de año, no había candidatos para pasar al noviciado. Así llegó su cierre
.


PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED DE GUACARHUE

En 1762 el párroco José Álvarez de Toledo formó la viceparroquia de Guacarhue, desmembrándola de la parroquia de Río Claro (Rengo).
El vicepárroco era Fray José Flores de Oliva, religioso agustino.
En 1778, durante la visita del Obispo Alday a la Parroquia de San Fernando, los vecinos de Guacarhue hacen ver al Obispo la gran distancia que los separa de la Parroquia, “diez leguas y dos ríos separa la aldea de Guacarhue de la villa de San Fernando”.
A pesar de la oposición del párroco Álvarez de Toledo, que no quería que su parroquia fuese desmembrada, el 3 de julio de 1778 el Obispo de Santiago presentó al Gobernador del Reino el proyecto de creación de la parroquia de Guacarhue, para que presentara su consentimiento.
Se desconoce la fecha exacta de erección de la parroquia de Guacarhue, pero la última partida en que aparece como viceparroquia tiene fecha del 24 de enero de 1779 y la primera como parroquia es del 4 de febrero de 1779. Su primer párroco fue don Manuel de Carmona, que tomó posesión de su cargo el 3 de marzo de ese año.
Los planos del templo fueron proyectados por el arquitecto italiano, Joaquín Toesca. Consta de una nave central y un pórtico rematado en una torre. Completa este conjunto una serie de casas unidas por un corredor continuo hacia la calle.
La construcción del templo se originó a petición del párroco padre Rojas, en 1793 y es evidente su similitud con "La Torina" de Pichidegua, de la que se considera “gemela”, ya que su arquitecto fue el mismo. La de Guacarhue se concluyó en 1796, siendo sus dimensiones mayores a las de Pichidegua y su costo el doble que el de la anterior.
Notas:
La Parroquia de Guacarhue es Monumento Histórico, según el Consejo de Monumentos Nacionales y la localidad de Guacarhue fue declarada Zona Típica.
El templo fue diseñado por Toesca, quien estaba de paso por el sector debido a la salud de su esposa. Con el terremoto de 1906 ese edificio se cayó y se levantó otro, el que sufrió modificaciones en su diseño (se eliminó una ventana).
En 1947 Guacarhue fue sede del Congreso Eucarístico.
Fuente: - “Patrimonio Arquitectónico de la Sexta Región ”, Carmen del Río Pereira, Fernando Gutiérrez Marín. II Parte.
“Historia de Guacarhue”, Elías Lizana M.

SAN BAUTISTA DE MALLOA

Parroquia actual de Malloa, y altar dedicado a San Judas Tadeo, patrono del pueblo.

San Juan Bautista de Malloa de la que se desconoce la fecha de construcción; hay documentos que prueban su existencia ya en 1616.
Iglesia colonial de Malloa: Se ubica en la Plaza de Armas de Malloa y es una hermosa iglesia colonial que mantiene su estructura del siglo pasado en perfectas condiciones. Es un monumento nacional por su valor histórico. Cada 28 de octubre se realiza la festividad de San Judas Tadeo, patrono de Malloa con la peregrinación de miles de fieles.

Los primeros conventos de la zona fueron:
El de los franciscanos de Malloa, llamado San Antonio que data de 1635, siendo uno de los más antiguos de la región. Estaba ubicado en el pueblo de indios de Malloa, sitio de gran importancia por cuanto en los primeros años y hasta la fundación de San Fernando y Curicó, fue el centro político y administrativo de la región. Los frailes de este convento se trasladaron a San Fernando en 1740, fecha en que se estableció el primer convento franciscano en esa villa. La misión de estos sacerdotes era atender el Hospicio de San Francisco (Amesti, 1940)


PARROQUIA INMACULADA CONCEPCIÓN DE PEUMO
La Inmaculada Concepción de Peumo, creada en 1662.


La Doctrina de Peumo fue fundada en 1585 por el obispo fray Diego de Medellín, desmembrándola de Santa Cruz de Triana (Rancagua). De inmediato pasó a formar parte de la Doctrina de Colchagua, pero sus curas se hacían llamar “curas de Peumo”.
En 1645 volvió a unirse a la parroquia de Rancagua y sólo pudo independizarse de ella definitivamente en 1662.
Su primer cura doctrinero (antes de 1595) fue fray Luis de la Torre y después estuvo a cargo de curas de Santa Cruz.
Su primer párroco fue don Lorenzo Vásquez de Arce.
En 1758 don Antonio López de Zúñiga inició la construcción de un templo parroquial (hubo otros anteriormente). Para ello obtuvo de la “Junta de "Temporalidades” varios objetos de culto del Colegio jesuita de Bucalemu, como imágenes, ornamentos y campanas, entre otros.
Este templo fue destruido por acción del tiempo y don José María Moraga levantó otro entre 1825 y 1834, el que fue destruido por el terremoto de 1835. Un nuevo templo fue bendecido en 1859 por don Francisco Troncoso.
Entre los sacerdotes recordados están don Antonio de Zúñiga y don Eliseo José Fernández, quien puso la cruz de fierro en el cerro Gulutren (morada del espíritu del diablo).
El párroco Mariano Bustamante levantó el actual templo en 1962.
Fuentes: -“Parroquias de la Arquidiócesis de Santiago, 1840 – 1925”, P. Raymundo Arancibia.

Nuestra Señora del Rosario de Pichidegua

Nuestra Señora del Rosario de Pichidegua (1767) desmembrada del antiguo curato de Colchagua (Santa Cruz) por el obispo Alday, llamada «la Torina» que junto a la de Guacarhue (1779), desmembrada del curato de San Fernando, fueron proyectadas por el célebre arquitecto Joaquín Toesca, autor de la catedral de Santiago y del Palacio de La Moneda.

Creada en 1792 con el nombre de Santa Ana, antiguamente llevaba el apelativo de Río Claro.

BASILICA SANTA ANA DE RENGO

La primera presencia católica es de religiosos mercedarios y franciscanos, levantando los primeros templos, capillas, conventos y oratorios.
En los siglos XVIII y XIX se fueron erigiendo otras capillas en Chanqueahue, Apaltas, La Esmeralda, El Convento de la Recoleta Franciscana de la Isla (mercedarios), en Popeta, El Baluarte y algunos oratorios en casas patronales de fundos y hospitales.
En 1730 el Pbro. Diego José Marín (último cura doctrinero de Malloa y primer párroco de San Fernando) logra levantar una capilla en el sector de Rinconada de los Morales (Malambo) a la orilla del Camino Real o del Estado.
Tiempo después se hizo cargo en calidad de vicepárroco de Río Claro, el Pbro. Ignacio de Espejo, quien se aboca a la tarea de levantar un templo más definitivo en ese mismo lugar, llamándose la “Iglesia de Río Claro” y después de “Santa Ana”, porque don Ignacio era muy devoto de la madre de la Virgen María. Algunos historiadores criollos afirman que otra razón de darle este nombre pudo ser el hecho de que el primitivo asiento de Rengo, se conocía como los “Caseríos de Santa Ana”.
Fue erigida por el Obispo Blas Sobrino y Minayo el 4 de octubre de 1792 , con el nombre de Santa Ana de Río Claro, desmembrándola de Guacarhue.
El primer templo estuvo emplazado al costado sur del actual cementerio Católico en el Camino Real y se levantó en 1848 (existe aún y en su interior se construyeron nichos).
En 1856, cuando era párroco el P. Juan Rafael Brayer, un gran incendio redujo a cenizas la Iglesia de Santa Ana, de la Doctrina de Río Claro. Desaparecieron los pilares de pino trabajados por artesanos de Rengo, desaparecieron los altares dorados, imágenes de madera policromada, paños bordados con hilo dorado, candelabros de fierro forjado, un púlpito y un Cristo tallados en madera noble. Sólo se salvaron los muros, sobre los que se acondicionó un nuevo techo, para que continuara funcionando el templo.
En 1858 el párroco José Dolores Ginouvés comenzó la campaña para construir un templo más central, cerca del camino principal de la Villa de Río Claro (calle Prat y Condell), pues el anterior se encontraba “en un terreno inhóspito, sin agua, donde no presta la utilidad debida”.
En 1877 el Pbro. Tristán de Solís inició gestiones para levantar un templo definitivo en los terrenos actuales, que fueron donados por don Valentín Días de Valdés. El templo se levantó 20 metros hacia el poniente, desapareció su torre de madera, las campanas se descolgaron de unas palmeras de la plaza, se hizo nuevo campanario y se circundó el edificio con una hermosa reja de madera, cal y ladrillo, que duró muchos años.
La obra fue muy lenta por falta de fondos y los trabajos se iniciaron recién el año 1882 y la construcción fue concluída 12 años más tarde, en 1894 (“se habían empleado en la obra 550.404 ladrillos”). El templo fue alhajado con hermosos altares, decorados con una mezcla de estilo románico y barroco. Las imágenes procedían de Francia, como también algunos ornamentos litúrgicos.
El templo sufrió daños con el terremoto de 1906 y más tarde con el de 1985, sismo que lo dejó en muy mal pie.
En 1991 comienzan los trabajos de reconstrucción, que se hicieron en tres etapas. El 28 de septiembre de 1996 se consagra solemnemente el Templo Parroquial Santa Ana de Rengo. El nuevo templo mantiene el mismo espacio interior, con sus pilares, arcos, cielos, estructura del techo y cubierta de zinc. Los muros fueron reemplazados porque los anteriores carecían de resistencia. Los nuevos muros son asísmicos, aprovechándose la mayor parte delos ladrillos existentes. La superficie del templo es de 1.050 metros y tiene capacidad para dos mil personas, sentadas y de pie.
El 6 de mayo de 1997 el Papa Juan Pablo II le otorgó el título de Basílica Menor.

Notas:
En 1840 se fundó la Iglesia de San Francisco de los Recoletos de la Isla, en un terreno donado por Doña Victoria Morales En 1906 los franciscanos (por la Unificación de la Orden Franciscana) abandonan esta Iglesia y el terremoto de ese año lo deja sin torre y sus imágenes y ornamentos comienzan a ser llevados a otros templos.
El 29 de agosto de 1770 el Obispo de Santiago concedió permiso a don Gaspar de Ahumada y Mendoza, para construir una capilla pública. Algunos aseguran que allí estuvieron los jesuitas. La propiedad de la hacienda con los años cambió de propietarios y entre los años 1876 y 1892, las hermanas Valdivieso lo donaron al Arzobispado de Santiago con la condición de que “allí se instalara una Congregación religiosa de varones, se celebrara misa los domingos y festivos y se adoctrinara a los niños y diera una Misión anual”. Monseñor Mariano Casanova lo entregó a los Padres Agustinos de la Asunción o asuncionistas, que más tarde, en 1901 se hacen cargo de la parroquia. En el antiguo convento están hoy las Monjas Benedictinas.

SANTA ROSA DE PELEQUÉN

Iglesia Santa Rosa de Lima . Se ubica en la localidad de Pelequén, Iglesia construida en 1902, con cúpula de cobre, construcción de adobe con amplia entrada y jardines exteriores. Aquí se celebra cada 30 de agosto de cada año, la fiesta religiosa de Santa Rosa de Lima.


PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED DE CODEGUA

Fue erigida por el Gobernador del Obispado de Santiago, José Ignacio Cienfuegos, en noviembre de 1824, desmembrándola de Rancagua.
Codegua dependió de la parroquia de Rancagua, pero con la construcción, en 1763, de la capilla de la hacienda de los jesuitas comienza realmente la historia espiritual de esta comunidad.
La primera anotación del Libro 1 de Bautismos es de noviembre de 1824 y fue realizada por fray Narciso Bórquez, de la Merced, autorizado por su primer párroco, don Domingo Frías Prado (1824 – 1829).
Desde 1828 y hasta 1833 sirvieron el cargo cuatro religiosos franciscanos.
En 1833 asume el “Pbro. Jerónimo Durán Riolobas, (mercedario) secularizado, quinto cura de la parroquia de Codegua, por espacio de 30 años. Levantó la Iglesia y la casa parroquial con sus emolumentos y la ayuda de los feligreses. Falleció a los 78 años de edad, el 2 de noviembre de 1873. Fue sepultado junto a las cenizas de sus padres que ahí reposan”.
De la Parroquia de Codegua se desmembraron más tarde las de La Compañía, Graneros y San Francisco de Mostazal.
La primera noticia del deseo de contar con un edificio religioso propio se sitúa el 22 de agosto de 1800, cuando el cura de la villa de Rancagua plantea la necesidad de construir una capilla en el pueblo de Codegua.
Según se desprende de algunos documentos, la construcción del templo debió producirse entre 1850 y 1856. Consiste en una nave rectangular, con dos capillas laterales formando cruz latina (queda sólo una, la otra se cayó con el terremoto de 1985) y un campanario adosado al lado izquierdo. La nave está subdividida en tres áreas: coro y sotocoro, presbiterio y nave. Por su lado sur lo circunda un corredor que lo conecta a la casa parroquial a manera de claustro. Este esquema simple y a menudo empleado en las iglesias del valle central, fue retomado en este proyecto siguiendo las pautas de composición que le dictaba la vecina capilla de La Compañía.
En 1878 el patrimonio de la parroquia estaba formado por “la Iglesia, casa parroquial y sus dependencias, la plazuela, casitas de arriendo y potreros que miden 906 varas por el oriente, 336 por el sur, 298 por el poniente y 316 por el norte” (según inscripción en el Registro Conservador de Rancagua). En el año 1900 se agrega a este patrimonio la donación de algunos terrenos; en 1909 una casa destinada a escuela; y se menciona por primera vez el terreno ocupado por el cementerio; en 1926 se agregan los terrenos y edificios del teatro, un dispensario y casa de arriendo.
Su actual torre no es la original, fue reconstruida a fines del siglo XIX (“Patrimonio Arquitectónico de la Sexta Región”….)
Fuentes: -Historia existente en la parroquia.
Artículo Revista Rumbos.

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN DE GRANEROS

Graneros formaba parte durante la Colonia de la inmensa hacienda que poseían los jesuitas en la zona y cuyo centro misionero estaba en La Compañía.
De la parcelación de la hacienda surgieron numerosos “fundos”, que formaron la actual comuna de Graneros.
Religiosamente hablando, la zona debió haber recibido primero la atención de los padres mercedarios (fundaron las doctrinas de Codegua, Doñihue, Olivar y Coltauco). Posteriormente pasó a los religiosos de San Ignacio.
A poco de erigida la Diócesis de Rancagua (1925) se asignó la dirección espiritual de Graneros al sacerdote catalán, presbítero José Clarís. Jurisdiccionalmente Graneros pertenecía a la Parroquia de Codegua.
El padre Clarís celebraba misa en una bodega de la “plaza vieja”, hoy calle Arturo Prat. Por erogación popular comenzó el sacerdote la compra del terreno y la edificación del actual templo parroquial, el que se inauguró en 1936, en fecha no determinada exactamente.
El templo consta de una planta en cruz latina, con tres naves. El estilo es de reminiscencias románicas. Tiene el mérito de que sus altares fueron construidos con madera de sequoia proveniente del parque plantado por los jesuitas hace cuatrocientos años en lo que fue el fundo San Hernán.
Sucedió al padre Clarís el presbítero español, señor Merlet, que sirvió hasta 1948.
El 26 de julio de 1948 el Obispo Eduardo Larraín funda la parroquia de Graneros y la pone bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, asignándole como primer párroco al padre Carlos Salamanca Morán.
El templo fue restaurado después del terremoto de marzo de 1985, que lo dejó seriamente dañado, por el padre Antonio Trdan, quien había sumido la parroquia en 1966.
Fuente: Mario Noceti Zerega, El Rancagüino 1986.

PARROQUIA SAN FRANCISCO DE ASÍS DE RANCAGUA

Los franciscanos llegaron a Rancagua en 1743, el mismo año de la fundación de la ciudad.
El Gobernador José Antonio Manso de Velasco decretó que se entregara un solar a los religiosos franciscanos y se les ayudara para la erección de un templo.
Se edificó la Iglesia de San Francisco en el extremo opuesto de la cuadra, en Estado con Ibieta, templo que tenía una torre (lápida recordatoria en antejardín de la casa franciscana).
La presencia de fieles rancagüinos en San Francisco se incrementó cuando hubo que demoler, en 1860, el templo parroquial de la plaza de armas. Esto hizo pensar en la necesidad de levantar un nuevo templo.
El 24 de diciembre de 1894 se puso la primera piedra del actual templo, ubicado en Estado con Millán (15,4 metros de altura; 21,3 metros de base; y 58,2 metros de largo). Fue inaugurado el 25 de marzo de 1904. Es de estilo románico, pero incluye innovaciones de tendencias neoclásicas.
Al construirse el nuevo templo se trasladaron hasta él los restos de quienes estaban sepultados en el antiguo. Quedaron bajo el nuevo altar mayor las tumbas de guardianes del convento y en una bóveda, a la mano derecha, a diez metros del altar lateral, fueron colocadas las osamentas de hombres, mujeres y niños sepultados en el predio anterior. Esta bóveda quedó totalmente oculta bajo el piso.
La parroquia fue creada en 1966. Le correspondió iniciarla, organizarla y regirla al Fray Mario Michelson, quien se preocupó de construir oficinas y salón parroquial.
El terremoto de 1985 derribó parte del frontis y techumbre y quedaron deterioradas ocho columnas de la nave central. Hubo que demoler el atrio.
La remodelación terminó en 1999.
Fuente: Publicación “Templo San Francisco de Rancagua, Reconstrucción y Reinaguración, 1985 – 2000”.




PARROQUIA EL SAGRARIO (CATEDRAL) DE RANCAGUA

Se ubica en la calle Estado esquina calle Cuevas. Fue fundada por la Orden Mercedaria en un solar que el Cabildo les concede a una cuadra al norte de la actual Plaza de los Héroes con el nombre de Convento de San Ramón Nonato de Santa Cruz de Triana.En los primeros años de su existencia tiene el carácter de Hospicio. En los años 1877, 1885 y 1889 la Iglesia y Convento fueron sometidos a reparaciones principalmente en revoques y en la cubierta de tejas. Pero la mayor intervención la constituye la decoración de la nave en estilo renacentista, realizada por el arquitecto don Ignacio Cremonesi.En su interior, la Iglesia, presenta muros lisos de color blanco. El cielo muestra un entablado en artesón que deja a la vista los nudillos y pares de la techumbre. Las ventanas están colocadas en la mitad superior de sus muros. La torre está adosada a la nave, en el mismo plano de la fachada principal. Su alto dado, de planta cuadrada, contiene a la escalera que conduce al coro y a la plataforma del tambor superior que aloja las campanas. Este tambor, de madera, es octagonal, techado por un chapitel curvo, de ocho faldones forrado en láminas de cobre.Durante el 1º y 2º de Octubre de 1814 ocupó un lugar destacado en la batalla librada entre patriotas y realistas, conocida como Sitio de Rancagua. La historia señala que desde su torre central, el General don Bernardo O'Higgins Riquelme, dirigió la heroica defensa del lugar. La Iglesia testigo de este hecho de armas, es la actual en sus rasgos externos, con excepción de una posible modificación efectuada en la forma de su torre, reconstruida en el año 1857.El entorno de la manzana donde se encuentra emplazada la iglesia no ha variado en formas y estilos lo cual le ha valido el título de ser declarada Zona Típica por el Ministerio de Educación, según Decreto Supremo Nº 8 del 07.01.74. La Iglesia fue declarada Monumento Nacional mediante Ley Nº 10.616 del 11.11.54. Su estado de conservación es bueno y puede ser visitada diariamente.

En Rancagua, la orden de los mercedarios funda el convento de San Ramón Nonato en 1758, en la manzana que el Cabildo de la recién fundada villa de Santa Cruz de Triana, les había conferido. «Los primeros años por tener menos de ocho religiosos profesos, sólo tiene carácter de hospicio; ocupa con el huerto toda la manzana» (MOP, C.M.N., 1998). La actual iglesia, de la cual se desconoce su fecha de construcción ya que no coinciden las medidas con la original de 1771, existía ya en 1814, jugando un papel preponderante en la Batalla de Rancagua. De su torre, O’Higgins veía el avance de las fuerzas realistas y fue refugio de heridos, mujeres y niños. Hay constancia de sucesivas refacciones de la iglesia en diferentes años del siglo XIX y XX, siendo la última la de 1975, que le cambió la decoración neorrenacentista que el arquitecto Cremonesi le había dado en 1893, devolviéndole la sencillez de sus muros encalados.

PARROQUIA EL SAGRARIO (CATEDRAL) DE RANCAGUA
Fue erigida por el Obispo de Santiago, fray Diego de Medellín, en 1550, desmembrándola de la Parroquia El Sagrario de Santiago.
El primer cura doctrinero del que se tiene información es don Hernando de Jesús (1578 – 1581).
El primer templo (44 varas de largo por 8 ½ de ancho y seis un tercio de alto; tres puertas, la principal daba a la plaza y dos torres. Inventario de 1799), fue deteriorándose con el tiempo y quedó en malas condiciones, a raíz de la Batalla de Rancagua, el 1 y 2 de octubre de 1814.
El 30 de agosto de 1854 se nombró una comisión para construir una nueva iglesia. Los trabajos se iniciaron en tiempos del párroco Francisco Troncoso (1861 – 1864), según los planos del arquitecto Juan Herbage (1861), el mismo que entregó estudios para la construcción de las catedrales de La Serena y Concepción. Completó el proyecto el gran diseñador don Eusebio Chelli, romano venido a Chile, quien proyectó los planos de las iglesias de San Ignacio y los Capuchinos entre otras. El hizo el trazado de las torres.
Mientras se ejecutaban los trabajos, la parroquia funcionó en la capilla de la Casa de Ejercicios “San Juan Nepomuceno” (Alameda, entre Zañartu y Almarza, donde hoy se encuentran las Torres de Freire).
Siendo párroco don Rafael Jofré (1864 – 1885) se bendijo la nueva iglesia parroquial, el 30 de enero de 1876. Le correspondió a su sucesor, don Martín Vergara (1885 – 1901) hacer las últimas terminaciones.
La parroquia fue consagrada como Catedral por monseñor Rafael Lira Infante el 21 de octubre de 1926, al cumplir este templo exactamente 50 años de existencia y servicio al culto.
Se trata de un edificio de cal y ladrillo, 59 varas de largo por 24 de ancho, tres naves y cinco puertas (Libro de Inventarios de 1885).
Las torres se construyeron en 1937.
Existen libros parroquiales de Bautismo desde 1600, Matrimonios desde 1723, y Defunciones desde 1769.
La cripta es de 1988.
Fuente: -“Parroquias de la Arquidiócesis de Santiago, 1840 – 1925”, P. Raymundo Arancibia.
Publicación, “50 años de la diócesis de Rancagua”, 1975.

IGLESIA CATEDRAL
Ubicada frente a la Plaza de los Héroes, fue escenario el 1º y 2 de Octubre de 1814 de sangrientas y conmovedoras luchas. El 29 de Noviembre de 1861, el Supremo Gobierno decretó la reedificación de esta iglesia, originalmente construida en 1775, aprobando planos y presupuestos del arquitecto Herbage, el mismo que proyectó las Iglesias de La Serena, Concepción y San Ignacio de Santiago. La obra fue terminada por el arquitecto italiano Eusebio Celli, quien rectificó la construcción sobre el estilo dórico, diseñando sus dos torres.



IGLESIA DE LA MERCED DE RANCAGUA
Categoría : Monumento Histórico
Ubicación : Calle Estado esquina Cuevas
Comuna : Rancagua
Región : Del Libertador General Bernardo O`Higgins
Decreto : Ley 10.616 11/11/1954

La Iglesia de La Merced tiene carácter patrimonial tanto por la belleza austera de su colonial construcción como por los acontecimientos que ocurrieron en su interior en 1814, en el marco de la guerra por la Independencia del país. La Orden Mercedaria tiene presencia en Rancagua desde la fundación de esta ciudad, en 1743. El Cabildo recién constituido adjudicó a los mercedarios un solar situado una cuadra al norte de la Plaza de Armas. Los religiosos establecieron en 1758 su Convento, y edificaron una iglesia, construcción que a fines del siglo XVIII fue reemplazada por la que actualmente existe. La iglesia es un volumen rectangular profundo, de una nave, en proporción 1:4. Los muros de la iglesia, de considerable altura, son de adobe, y tienen 1,2 metros de espesor; el que da a la calle fue reforzado hacia el exterior por fuertes machones. La construcción se erige sobre cimientos de piedra bolón. La techumbre, cubierta de tejas de arcilla, es de madera en nudillos y pares que el cielo deja a la vista. Su interior ha sido despojado de los elementos decorativos que le fueran agregados a fines del siglo XIX, y presenta hoy muros lisos blancos, acordes con el estilo original de la construcción. Adosada a la nave, en el mismo plano de la fachada principal, está la torre de la iglesia; su planta es cuadrada, y la corona el tambor de madera, de forma octogonal, que contiene las campanas, y que está techado por un chapitel curvo de ocho faldones forrados en láminas de cobre. El 1 y 2 de octubre de 1814 se libró en Rancagua una crucial batalla entre las fuerzas realistas, comandadas por Mariano Osorio, y las patriotas, al mando de Bernardo O´Higgins, que se habían instalado en la ciudad con el objeto de impedir el avance realista hacia el norte. Rodeados por el enemigo, los patriotas resistieron firmemente, pero sin posibilidades de abatir a sus contendores. Desde la torre de la Iglesia de la Merced, O`higgins avizoraba el horizonte esperando infructuosamente la llegada de los contingentes comandados por José Miguel Carrera, -única esperanza para revertir el resultado de la contienda-, cuyo avance fue detenido por las fuerzas rivales. El desastre de Rancagua, del cual se salvó sólo un tercio de los combatientes patriotas, marca el fin de la llamada "Patria Vieja" y el comienzo de la Reconquista. Fuentes: Cruz, Nicolás y Whipple, Pablo (coordinadores): Nueva Historia de Chile. Desde los orígenes hasta nuestros días. Manual. Empresa Editora Zig-Zag, Santiago, 1996. Montandón, Roberto y Pirotte, Silvia: Monumentos Nacionales de Chile. 225 fichas. Dirección de Arquitectura, Ministerio de Obras Públicas - Instituto de Cooperación Iberoamericana. Santiago, 1991.